Madagascar

¡Caramba con Madagascar! Aparece una y otra vez cuando se habla de lémures. ¡Ni que fueran sólo de allí! Pues, prácticamente, sí.

Los lémures son endémicos de Madagascar, lo que quiere decir que su origen, evolución y hábitat natural está en esta isla del sureste de África. Habría que apuntar, sin embargo, que un par de especies también se pueden encontrar en las pequeñas islas vecinas del archipiélago de las Comoras. Madagascar es una gran isla, la cuarta más grande del mundo, con 580.000 kilómetros cuadrados (¡más grande que toda España!). Está separada del continente por el canal de Mozambique que tiene una anchura media de 460 kilómetros. Es además un país, con capital en Antananarivo (¿eres capaz de decirlo rápido tres veces seguidas sin equivocarte?). Su población supera los 26 millones de malgaches, que es como se suele llamar a sus habitantes.

Una situación geográfica y un clima muy especial

Madagascar no es una isla con un relieve especialmente montañoso y elevado. Su punto más alto está solo a 2800 metros, sin embargo la mayor parte de la isla es una meseta a 1000 metros de altitud.

La influencia que ejercen por el lado este el gran Oceáno Índico y por el oeste el canal de Mozambique y África, hacen que la isla cuente con un clima, de tipo tropical, muy diverso y extremo. La franja oriental tiene numerosas selvas tropicales permanentemente húmedas, con lluvias frecuentes. La parte central y occidental, por contra, tiene un clima basado en estaciones húmedas y cálidas, y temporadas secas y frías. Se pueden encontrar algunos bosques pero se trata principalmente de una zona de tipo sabana. También es especialmente diferente la parte sur, un territorio semi-árido muy seco. (Vamos, que si viajas por el país deberás llevar ropa de todo tipo).

Clima de Madagascar

La situación de aislamiento junto a este clima diferente ha llevado a que Madagascar haya desarrollado una flora y una fauna muy extravagantes y únicas. Pero también unas formaciones rocosas muy curiosas como los laberínticos Tsingys.

Formaciones Tsingy en Madagascar
Los Tsingys son unas curiosas formaciones rocosas que se pueden encontrar en diferentes locaciones de la isla (Foto: Rod Waddington)

Una flora y una fauna únicas

Miles de especies de animales y plantas son endémicas o casi endémicas de Madagascar. De entre ellas cabe destacar el árbol del viajero, una especie muy curiosa de palmera, única en el mundo. La mayor parte de las especies de baobab y de palmeras rafias también son únicas de Madagascar. Además cuenta con muchas especies de orquídeas y de plantas como la vainilla. En concreto de ésta última el país genera y exporta el 80% de la producción mundial (acuérdate de este dato cuando tomes un helado en verano).

Flora y fauna endémica de Madagascar
Baobabs, Árbol del Viajero, Palmeras Ratias, Tortuga radiada, Gecko y Camaleón de Madagascar (Fotos: Wikipedia)

Además de los lémures, también son endémicas algunas especies de tortuga como la radiada, el fosa, el gecko, la civeta y la boa de Madagascar, las ranas mantella y el aguilucho malgache. La mitad de las especies de camaleón son también exclusivas de Madagascar. Muchas especies de mangostas, roedores, murciélagos, erizos y aves solo se encuentran en estado natural en esta isla. ¡Todo un mundo de animales y plantas que difícilmente encontrarás en otros lugares!

Un país inestable

La ocupación humana de la isla de Madagascar es relativamente reciente. Inicialmente indonesios y posteriormente africanos empezaron a ocupar sus tierras hace menos de 2000 años. Este hecho hizo que la mayoría de los habitantes tengan rasgos mezcla negra y asiática, y la lengua, el malgache, derivada de la rama malayo-indonesia. Hacia el año 1000 llegaron persas y árabes. Y a partir del siglo XVI, los europeos, con portugueses en primer lugar e ingleses y franceses después. En la edad moderna Madagascar era un reino con diferentes asentamientos extranjeros y con varias bases piratas.

Cementerio Pirata en la Isla de Santa María
Cementerio pirata en la Isla de Sainte-Marie (Foto: addicted04)

Francia convirtió la isla en colonia en 1895. El periodo duró hasta 1960, año en el que se produjo la definitiva independencia y el origen de la actual República de Madagascar. Desde entonces el turismo (y en especial el turismo ecológico) ha sido una gran industria para el país. Diferentes países e instituciones internacionales han hecho grandes donaciones de dinero para mantener su gran legado natural. Sin embargo, se han producido diferentes momentos de inestabilidad y violencia con golpes de estado, dictaduras militares y crisis políticas como la reciente de 2009. Desde siempre Madagascar ha padecido de luchas de poder, guerras, esclavitud y de la explotación colonial. A día de hoy sigue siendo uno de los países con peor economía del mundo con unas tasa de pobreza y desigualdad altísimas.

Vista panorámica de Antananarivo
Vista panorámica de Antananarivo (Foto: Alex Dunken)

Inicialmente Madagascar era una isla repleta de grandes bosques, pero con el tiempo los ha ido perdiendo. Y sí, la culpa principalmente ha sido del ser humano que lleva décadas realizando talas masivas de árboles para dar paso a zonas agrícolas. La pérdida progresiva del entorno natural afecta a las diferentes especies animales que van perdiendo su hábitat original, incluidos los lémures.


Así que Madagascar es un país de grandes contrastes. En sus mapas podemos dar testimonio de esto. Zonas muy húmedas y territorios semidesérticos. Riqueza en recursos naturales y en turismo pero con la mayor parte de su población viviendo en la pobreza. Una flora y fauna asombrosa pero que choca con las necesidades de sus habitantes. Madagascar es una tierra increíble y maravillosa pero para nuestros queridos lémures cada vez se vuelve más difícil y hostil. A todo esto se añade el misterio que desde siempre ha habido entorno a ellos.

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