Los simpáticos lémures son tan peculiares que generan a su alrededor toda clase de dudas que se convierten en un misterio de la ciencia y en motivo de leyendas y supersticiones.
¿Primates en Magadascar?
Existe un problema con el hecho de que los lémures se hayan originado en Madagascar. Según la teoría de tectónica de placas los continentes se van moviendo y no siempre han tenido la forma y localización que tienen hoy. Hace millones de años existía un supercontinente que llamamos Pangea que sufrió una primera división. Hace 180 millones de años, la parte sur, Godwana, se empezó a fragmentar. Iniciaban su viaje por separado América del Sur, África, la Antártida, Australia y Nueva Zelanda, India, y Madagascar. Sin embargo, los estudios fósiles sitúan en África el origen de los primates hace 65 millones de años. ¿Cómo es posible que esos tatarabuelos de los lémures llegasen a una isla a más de 400 kilómetros del continente africano? La ciencia ha tratado de resolver este misterio.
Es posible que entonces Madagascar estuviese en su inicio de viaje y se encontrase a menos kilómetros. Por otro lado, las corrientes del canal de Mozambique podrían haber sido mucho más fuertes que las actuales. Así que una hipótesis que se baraja es la de la dispersión oceánica: los antecesores de los lémures llegaron a Madagascar en grandes balsas de vegetación, haciendo rafting (¿cómo?).
Sí, sí. Estas balsas se pueden encontrar en la desembocadura de ríos y pueden seguir flotando mar adentro con animales que se han quedado atrapadas en ellas. Grandes animales o animales pequeños pero muy activos habrían tenido muchas dificultades para sobrevivir en esas balsas hasta llegar a Madagascar. Pero unos animales pequeños con capacidad de hibernación como los lémures enanos o los lémures ratones habrían podido hacer ese viaje y resolver así el misterio de cómo llegaron finalmente a la isla. Y allí, sin otros grandes animales que les supusieran competencia o depredación, se fueron diversificando en las familias que conocemos hoy. En el caso de los lémures que hay en las Islas Comoras, la hipótesis es diferente, y seguramente fueron introducidos allí por el ser humano.
El continente perdido de los lémures
Seguramente hayas oído hablar de la mítica Atlántida, un antiguo continente/isla con una poderosa y avanzada civilización, los atlantes. Por algún tipo de catástrofe de dimensiones planetarias esta isla quedó hundida en las profundidades del océano Atlántico y nunca más se supo de ella. A pesar de que se la menciona en textos antiguos y de que algunos historiadores la relacionan con la civilización de Tartessos, en el sur de la Península Ibérica, la Atlántida queda como una fantástica leyenda.
Quizás no conozcas tanto otras islas perdidas como Mu, en el Océano Pacífico, o Hiperbórea, en el Océano Glaciar Ártico. Pues bien, resulta que también hay una isla perdida para el Océano Índico: Lemuria. Parece que tenemos la necesidad de rellenar los huecos que hay en los mares con tierras míticas. Y por supuesto, esas tierras tenían que ser, no la cuna de la humanidad, sino el seno de civilizaciones muy avanzadas. El ser humano y sus mitos.
Pero siguiendo con la teoría de tectónica de placas es verdad que un día Madagascar, la India, Oceanía y la Antártida formaron un mismo continente. Además resulta que coinciden especies parecidas a un lado y otro del Índico. Inicialmente los lémures, los loris y algunos mamíferos como el mal llamado lémur volador fueron catalogadas dentro de una misma familia. ¿Todo fue fruto del rafting?
Los espectros de la muerte
El término lemur viene del latín y hacía referencia a la creencia de espíritus de personas malvadas que atemorizaban las noches de los vivos. De hecho en la antigua Roma se celebraba la Lemuralia hacia el mes de mayo, unos festejos para ahuyentar a estos seres perversos. No es de extrañar que Linneo, el primer naturalista que catalogó a los lémures, considerase a estos animales como seres maléficos, llenos de misterio, por sus hábitos nocturnos, sus ojos brillantes y sus vocalizaciones enloquecedoras.
La cultura tradicional de la isla, la malgache, también tiene a los lémures en sus creencias y costumbres. Aunque permite la caza de muchas especies para comer, tiene a otras como tabú. Todo esto desde un punto de vista cultural, pues legalmente el lémur es una especie protegida. No es de extrañar que alguien relacione a estos primates como pequeños hombres.
De hecho algunos pueblos malgaches creen en el mito de que el Indri, con sus largas piernas, sus característicos gritos y su corta cola dio lugar al misterio de los primeros humanos. Sin embargo, existe la superstición de que el Aye-aye, con sus dedos largos y huesudos, si te ve y te señala te provoca la muerte. Esta creencia va más allá del simple miedo, y desgraciadamente significa en muchos casos que el animal es sacrificado para evitar su maldición.
Un hábitat que se destruye poco a poco, un país inestable, el ser humano que los caza por motivos diversos,… En esto no hay mucho misterio. Ciertamente los lémures no lo tienen nada fácil para sobrevivir y son muchos los motivos por los que a día de hoy son de las especies animales más amenazadas y en mayor peligro de extinción.